Existen muchos tipos de mentiras. Mentiras malintencionadas, mentiras inocentes, mentiras piadosas. Algunas mentiras son pequeñas, otras medianas, y otras son enormes. Una gran mentira puede ser construida a partir de un sólo hecho, o puede ser una suma de pequeñas mentiras que constituyen un gran escenario falso. En concreto, no importa cómo se construyen las mentiras grandes, lo importante es que persiguen el mismo objetivo: provocar un gran engaño, una gran estafa. Hacerle creer a la gente una cosa absolutamente alejada de la realidad.
Desde el Ministerio de Economía se construye una gran mentira. Ésta es tan grande que ya se ha devorado al objetivo: no se puede saber a ciencia cierta si desde el Ministerio se pretende convencernos del falso éxito de este gobierno cada vez menos popular y cada vez más frenteamplista, o toda esta suma de patrañas intentan evitar que, por el peso de sus fracasos y de la corrupción que lo rodea, se deteriore aún más la ya bastante deteriorada imagen del Ministro Astori como futuro precandidato a la Presidencia.
Este Ministro no puede culpar a nadie de su fracaso. Alcanzó la titularidad del Ministerio de Economía y Finanzas en una época donde los productos uruguayos se venden a alto precio en el exterior, producto del aumento global de consumo encabezado por China e India. Tiene absolutamente todo el poder de decisión económica concentrado en su entorno. No está mal recordar que, por su afán de concentración de poder, provocó la ruptura de las conversaciones entre la oposición y el gobierno por la conformación de los Directorios de los Entes Autónomos y Servicios Descentralizados. No había otro como él en la campaña electoral. Sin embargo, sólo compramos una ilusión. El Ministro Astori no sólo no es mejor que los Ministros de Economía anteriores, sino que empezamos a darnos cuenta que es peor.
El Ministro, que cuando era oposición criticaba en la cancha y aplaudía en el boliche las decisiones de gobiernos anteriores, se pasó hablando veinte años de control del gasto, de reducción de la inflación, de acabar con la corrupción política y económica en el país, de poner la política económica al servicio de la gente.
Este gobierno, no sólo no puede controlar el gasto, sino que, entre los acomodos y las ventajas políticas que genera, ha realizado un inadecuado aumento del mismo. La permeabilidad al reclamo gremial ha provocado una carrera sindical por ver quién le logra sacar a Astori una mejor partida. Los cargos de confianza frenteamplista desbordan el aparato estatal, y se votan partidas especiales en las rendiciones de cuentas para pagar nuevos y muy bien remunerados asesores en los ministerios de Ganadería y Economía.
Este gobierno, no sólo no puede controlar el gasto, sino que, entre los acomodos y las ventajas políticas que genera, ha realizado un inadecuado aumento del mismo. La permeabilidad al reclamo gremial ha provocado una carrera sindical por ver quién le logra sacar a Astori una mejor partida. Los cargos de confianza frenteamplista desbordan el aparato estatal, y se votan partidas especiales en las rendiciones de cuentas para pagar nuevos y muy bien remunerados asesores en los ministerios de Ganadería y Economía.
En materia de inflación, ésta no sólo no decae, sino que aumenta peligrosamente. Como parte de la gran mentira, en vez de atacar el aumento global de los precios, el Ministro busca, con algunos recursos sacados de la galera, reducir los precios de los productos que se utilizan para medir el IPC, a los efectos de evitar, engañosamente, la activación de la cláusula que dispara un aumento de salarios si la inflación llega al diez por ciento, lo que provocaría más inflación. Para tener una idea más clara de la acción ministerial, es como si alguien llegara una hora tarde a un compromiso, y para justificarse atrasara el reloj.
La política económica está al servicio de la gente...de Asamblea Uruguay, el sector político del Ministro. Este grupo acaparó los cargos económicos del gobierno, y concentró la toma de decisiones en un sólo sector. Y alguno de sus miembros, denunciado e investigado por la justicia por actos de corrupción en la Intendencia de Montevideo, fue designado en cargos de dirección nacional y, por si fuera poco, defendido públicamente por el Ministro, a pesar de las acusaciones.
Como se ve, poco queda en común entre la imagen salvadora del Ministro antes de ejercer su cargo, y la imagen real producto de su gestión.
Es mentira que la inflación está controlada. Es mentira que no aumentó el gasto. Es mentira que ya no hay corrupción, y es mentira que la economía está al servicio de la gente. Es mentira que este es un buen gobierno. Y es mentira que Astori es un buen ministro.
En la próxima elección, recordemos todo esto. Quienes han construido esta mentira, ¿nos van a vender que Astori es un buen candidato a la Presidencia?
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