martes, 30 de diciembre de 2008

EL AÑO QUE SE VIENE

Lentamente vamos dejando atrás el 2008 y vamos acercándonos a un año 2009 cargado de incertidumbres y de esperanzas.
Poco a poco, han pasado cuatro años desde la última elección.
Cuatro años en los que la izquierda entró en la historia llegando por primera vez al gobierno nacional.
Cuatro años en los que se han recortado libertades, se han aumentado los impuestos, se liberaron a los delincuentes y aumentó la inseguridad.
Cuatro años de ministros y ministras bailando arriba de las mesas, lanzándose en paracaídas, haciéndose pasar por amazonas, acomodando al yerno de turno.
Cuatro años de corruptos de confianza encarcelados, de vicepresidente investigado, de Presidente part time pescando.
Cuatro años de negocios sospechosos con el gobierno de Venezuela y con Leadgate.
El tiempo pasa para todos, y la hora del recambio se acerca. La ciudadanía dirá si este gobierno merece quedarse cinco años más, o si se optará por un gobierno con menos divismo y más eficiencia.
Nos esperan tres instancias electorales este año. De sus resultados dependerá quien ocupará el sillón presidencial en el año 2010, y quién lo hará a nivel municipal en ese mismo año.
La primera instancia es la más importante, puesto que define quienes serán los candidatos de cada Partido. En el Partido Nacional, han quedado sólo dos: Larrañaga y Lacalle. Y no es lo mismo enfrentar las elecciones con uno o con otro.
Lacalle cuenta con una experiencia anterior como Presidente. Para bien y para mal.
Para bien, porque permite valorar lo hecho anteriormente. Fue un período en el cual la gente tenía la sensación de que económicamente se vivía mejor.
Para mal, porque de las consecuencias de su gestión se han ido del Partido un importante número de adherentes, los que conservan una fuerte resistencia a su figura. Si Lacalle es el candidato del Partido Nacional, ese electorado no votará al Partido y el Frente Amplio aumentará su chance de ganar la elección. No en vano hay un esfuerzo sostenido desde el FA por tratar de mostrarle a la ciudadanía que el candidato del Partido Nacional es Lacalle y no Larrañaga. Las encuestas sobre escenarios posibles de ballotage reafirman esta percepción.
Por otra parte, Jorge Larrañaga se encuentra en la misma posición que Lacalle tenía en el año 1989.
Es el candidato joven y renovador, y a diferencia de Lacalle en ese año, cuenta con antecedentes más que sobrados como gobernante municipal, y como gobernante del Partido Nacional.
Y es el que cuenta con menor resistencia externa, lo que permitirá captar los votos de los que no son nacionalistas, y lo legitima como convocante a un necesario gran gobierno nacional.
Esa es la tarea que nos espera en este año que comienza.
Yo quiero votar para Presidente al candidato que pueda ganar el gobierno, y no al que el Frente Amplio quiere que votemos.
Yo quiero aportar mi esfuerzo para que este gobierno se vaya, y baile en las mesas que quiera, pero sin investiduras que nos representen, y que el yerno de Marina Arismendi se consiga otra novia, o un trabajo de verdad.
Yo quiero un ministro del Interior que no le eche las culpas a los demás sino que asuma sus responsabilidades y actúe frente a la delincuencia.
Yo quiero un ministro de Ganadería que trabaje de verdad, en vez de hacer declaraciones de boliche.
Yo quiero un Intendente de Canelones que sea Intendente, no que ocupe la silla pero no haga gestión.
Siempre se plantean expresiones de deseos cuando suenan las doce campanadas que anuncian el fin de un año y el comienzo de otro.
Esta vez, tenemos la esperanza que se van a hacer realidad.
A todos un feliz Año Nuevo.