domingo, 30 de enero de 2011

UNA PROPUESTA JUSTA

El diario "El País" del día de hoy (domingo 30 de enero), en su crónica sobre el encuentro anual del Herrerismo (UNA) en La Paloma, publica la noticia de que el diputado Lacalle Pou presentaría un proyecto para bajar la mayoría de edad a los 16 años, de manera de contemplar, además de las obligaciones generadas en la reclamada rebaja de la edad de imputabilidad, tan de moda en estos días, los derechos de los jóvenes.
Suelo leer el diario los domingos luego del desayuno. La noticia publicada en el mencionado matutino generó varias llamadas telefónicas de diversos compañeros, más madrugadores que quién escribe, para,  realizar comentarios sobre la misma.
¿Cuál es el motivo de tan tempranas y domingueras reacciones? La idea presentada por Lacalle Pou coincide, en espíritu, contenido y hasta en presentación, con una prédica que hemos venido haciendo ya hace varios meses en diversos encuentros con los dirigentes que me acompañan políticamente.
Más allá de comprender el enojo de los compañeros, corresponde realizar algunas puntualizaciones.
En primer lugar, la idea ya resultaba un tanto obvia. Entre tanta correntada a favor de bajar a 16 años la edad de imputabilidad, cargando las tintas en las obligaciones y dejando de lado los derechos, era esperable que alguien más se acordara de la -por suerte- abrumadora mayoría de los jóvenes que no delinquen, que estudian, trabajan y realizan aportes sumamente positivos a la sociedad. Que un joven pueda ir preso a los 16 años, pero no pueda votar, deba pedir permiso para casarse, no pueda manejar un automóvil ni siquiera de día, y deba tramitar un permiso especial para poder trabajar, solamente era posible en la cabeza de algunos reaccionarios que sólo se preocupan por sus propios intereses.
En segundo lugar, si la idea fue incorporada a través de terceros, no debe tomarse como un acto de deslealtad. Varios compañeros conocían mi intención de presentar dicho proyecto de ley apenas me incorporara al Parlamento. Que en sucesivos comentarios boca a boca la propuesta haya llegado a oídos del  legislador habiéndose perdido el origen de la misma, es absolutamente esperable. Nos alegra que la misma haya "prendido" -señal de que no era descabellada-, y mucho más nos alegra que sea un compañero del Partido Nacional, y sobre todo Lacalle Pou, con el cual tenemos una buena relación, el que la lleve adelante en el escenario parlamentario. No es culpa de éste que no hayamos aún ingresado al  Parlamento, sino de quienes nos anteceden en la banca. Es un problema de altura; cuando dependió de nosotros en el anterior período que otros compañeros ocuparan la banca, no entorpecimos ni le negamos jamás el ingreso a nadie.
En las próximas horas nos comunicaremos con Lacalle Pou para ponernos a las órdenes, a los efectos de colaborar -si le interesa- en la construcción del articulado del proyecto. Lo importante es que se concrete, y no es cosa menor que sea el Partido Nacional el que lo lleve adelante, defendiendo los derechos de los que tienen menos derechos, en este caso, los jóvenes. 
La historia nos obliga. 

jueves, 27 de enero de 2011

MENOS MUSEO Y MÁS ESCUELA (FELIZ CUMPLEAÑOS, WILSON)

El viernes 28 de enero se cumplirían 92 años del nacimiento de Wilson Ferreira Aldunate.
Para los que ya tenemos recorrido largo en la vida, tal vez no sea necesario explicar demasiado el motivo de nuestra admiración. Pero ya pasaron casi 23 años de su muerte, y muchas generaciones se lo perdieron. Y algunos dirigentes políticos, que lo conocieron muy bien, recuerdan sólo su nombre, pero no parecen recordar su pensamiento. Para los primeros, haremos una breve y libre reseña histórica. Para los segundos, un recordatorio de lo lejos que están de la figura y el pensamiento de Wilson.
Wilson nació en Nico Pérez, localidad ubicada exactamente en el límite entre Lavalleja y Florida. Esta localidad está ligada indisolublemente a la historia del Partido Nacional, ya que allí reunía Aparicio Saravia a sus ejércitos. En 1907, el gobierno del Partido Colorado le cambió el nombre al tramo de la localidad situado en Lavalleja por el de José Batlle y Ordóñez. El cambio de nombre sólo ofició en los libros, ya que los habitantes, en su mayoría blancos, siguieron llamándola Nico Pérez. El tramo ubicado en Florida mantiene su nombre original.
Al año siguiente se muda para Melo, y en 1933, con 14 años, llega a Montevideo. En ese año y a esa edad comienza su compromiso político, oponiéndose al golpe de estado de Gabriel Terra.
Con profundas convicciones republicanas y democráticas, se opuso firmemente al franquismo durante la guerra civil española, y al nazismo y al fascismo durante la segunda guerra mundial.
Integrante del Partido Nacional Independiente, en aquellos tiempos escindido del Partido Nacional, acompañó políticamente a los hermanos Washington y Enrique Beltrán. En el período 1955-1958 accede durante seis meses al parlamento como suplente del primero.
En las elecciones de 1958 el Partido Nacional -ya unificado- accede al gobierno, y Wilson es electo diputado por el Departamento de Colonia.
En 1962 es electo Senador, pero es designado  Ministro de Ganadería y Agricultura.
Desde este Ministerio impulsa la creación de la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico  (CIDE), que realizó el primer diagnóstico integral de la sociedad uruguaya, elaborando una serie de propuestas y proyectos de ley, entre ellos el proyecto de Reforma Agraria que luego impulsó en su plan de gobierno de 1971. La gestión de la CIDE fue absolutamente fundamental para la época, y jerarquizó la gestión de Wilson al frente del Ministerio.
En 1966 el Partido Nacional pierde el gobierno en manos del Partido Colorado. El presidente electo, el Gral. Oscar Gestido, muere a los pocos meses, y un casi desconocido vicepresidente llamado Jorge Pacheco Areco accede al poder, iniciando un período marcado por el autoritarismo de Estado,  que con la justificación de enfrentar a los movimientos armados que intentaban tomar el poder por la fuerza (MLN  y otros brazos armados de grupos minoritarios de izquierda) fueron recortando los espacios de libertad y aumentando la represión hacia la sociedad civil.
Desde el Senado, Wison fiscaliza la acción del gobierno y se opone a sus excesos. En ese período interpela a los ministros de Industria, Guzmán Acosta y Lara (1967)  y del Interior, Pedro W. Cersósimo (1970), provocando sus respectivas renuncias.
Previo a las elecciones de 1971 Wilson funda un nuevo sector, el movimiento "Por la Patria". Conformado por un pequeño grupo de amigos, rápidamente recibe el apoyo del pueblo nacionalista, convirtiéndolo en el sector mayoritario del Partido Nacional.
En 1971 Por la Patria, el Movimiento Nacional de Rocha y Divisa Blanca postulan la fórmula presidencial Wilson Ferreira Aldunate - Carlos Julio Pereyra. En medio del clima de violencia reinante y de una polarización entre el Partido Colorado y el Frente Amplio, la fórmula nacionalista es la más votada y el Partido Nacional gana las elecciones. Pero un fraude electoral, confirmado al desclasificarse recientemente archivos de inteligencia norteamericanos de la época, presenta al Partido Colorado como el ganador. Escondido detrás de la frustrada e inconstitucional reelección de Pacheco, un poco conocido Juan María Bordaberry (padre del actual dirigente colorado) accede al gobierno.
Como corolario de un gobierno represor y, conjuntamente con los grupos armados de izquierda anteriormente nombrados, violador de derechos humanos, Juan María Bordaberry, hombre de pocas convicciones democráticas, apoyado por la mayoría de las Fuerzas Armadas da un golpe de estado el 27 de junio de 1973 y disuelve el Parlamento.
En la noche anterior, ante el rumor posteriormente confirmado del inminente golpe de estado, el Senado se reúne para tratar el tema. Allí, Wilson pronuncia un memorable discurso, declarando al Partido Nacional como el más irreconciliable enemigo de la dictadura en ciernes y proclamándolo como "el vengador de la República". Los hechos y conductas posteriores de cada fuerza política le darían la razón.
Esa misma noche, Wilson parte hacia el exilio. Buenos Aires primero, hasta que en 1976, ante el atentado que acaba con las vidas de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz y que tenía como objetivo acabar también con la suya, emigra a Londres.
Durante el exilio la actividad de Wilson contra la dictadura fue descomunal. En ese mismo año es recibido por el Comité Fraser del Congreso de Estados Unidos, y ante sus denuncias contra el gobierno dictatorial de Uruguay el Congreso aprueba la Enmienda Koch, suspendiendo la ayuda militar a nuestro país. Como represalia, la dictadura procesa a Wilson por atentado a la Constitución y ordena el embargo de sus bienes. Curiosa ironía la de los gobiernos dictadores: el acusado de violar la Constitución es el que lucha por defenderla, y el acusador es el que la atropella sistemáticamente.
En 1982, luego de la victoria por el "NO" de 1980, en la cual el pueblo uruguayo rechazó una reforma constitucional impulsada por los militares, se realizan las elecciones internas de los Partidos Políticos. Wilson se encuentra proscripto, así como Liber Seregni y el Frente Amplio. Seregni llama a los frenteamplistas a votar en blanco, y las listas identificadas con Wilson (ACF) arrasan en la interna del Partido Nacional y son las más votadas del país. La llegada de Wilson al gobierno, ilegítimamente postergada hace once años atrás, parecía inminente.
En 1983 los militares, forzados por los resultados y la presión popular, continúan buscando una salida negociada. Se desproscribe parcialmente al Frente Amplio y se libera a Líber Seregni. Sin embargo, Wilson continúa proscripto, confirmando, si algún necio aún lo creía necesario, quién era para la dictadura militar "su" enemigo.
El 16 de junio de 1984, Wilson regresa al país. En entradas anteriores publicamos los informes de prensa del diario "El País" de Madrid referidos a este hecho. El gobierno realiza un enorme despliegue militar, cerrando el puerto de Montevideo, para detener... a una persona. Esa es tal vez la imagen más impresionante de la importancia de Wilson en la caída de la dictadura.
Finalmente, el Frente Amplio, el Partido Colorado y la Unión Cívica traicionan el compromiso frente al pueblo uruguayo y acuerdan con la dictadura la realización de elecciones con Wilson preso, hecho conocido como el Pacto del Club Naval. Julio María Sanguinetti, candidato colorado y a la postre triunfante de una elección sin Wilson, se lo había anunciado al propio Wilson meses antes en Bolivia. A ninguno de los actores pactantes le interesaba que Wilson fuera candidato. Sanguinetti se aseguraba el triunfo, y el Frente Amplio la supervivencia, ya que si Wilson era candidato la expresión electoral frenteamplista se iba a ver muy reducida. Después de doce años de dictadura, lo único que importaba para los partidos pactantes eran los cargos y los votos...
Cinco días después de las elecciones, el 30 de noviembre, Wilson fue liberado. Quedaba confirmado que el único motivo era impedir que ganara las elecciones.
En la madrugada del 1º de diciembre, demorado por las expresiones de afecto que iba recibiendo en su camino, Wilson llega a la Explanada Municipal, donde desde varias horas atrás lo esperaba una desbordante muchedumbre. Allí, reencontrándose con su pueblo nacionalista, pronuncia un discurso memorable,  donde expresa su diagnóstico de la realidad nacional, enumera soluciones, compromete su apoyo y el del Partido Nacional a la endeble democracia ofreciéndole gobernabilidad al presidente electo, dejando atrás cualquier señal de revanchismo que pudiese esperarse de alguien que vivió injustificadamente la persecución, el exilio y la cárcel, y describe, finalmente, su visión acerca de la organización del Partido, que irá consolidando a través de la Presidencia del Directorio. 
Queda mucho por contar aún, antes de su muerte el 15 de marzo de 1988. pero esas son otras historias, que iremos recordando oportunamente.
Nos quedamos, por ahora, con la lucha de un hombre que nunca eligió el camino fácil. Que construyó su liderazgo político con una aguda inteligencia y un cautivante carisma, pero también con mucho esfuerzo y trabajo. Que le abrió las puertas a los jóvenes, que integró a los trabajadores y estudiantes a la vida plena del Partido ya su conducción. Que le dió nuevo contenido a un Partido histórico, convirtiéndolo en "viento nuevo que sopla en viejas banderas".
Ante la realidad actual, de un Partido desmovilizado, con estructuras que no se ocupan ni se modernizan, donde la vida política parece limitada a las expresiones de Lacalle y de Larrañaga, nos acordamos cada vez más de Wilson.
Estamos convencidos que las autoridades actuales expresan una visión del Partido, y la mayoría de la masa nacionalista, otra diferente, mucho más coincidente con la que Wilson pregonaba.
Por eso, cuando el 28 de enero, o el 15 de marzo, o el 16 de junio aparezcan los recuerdos de la figura de Wilson, seguiremos con nuestra prédica de que, sobre Wilson, menos museo y más escuela, como ya expresamos en una entrada anterior. Esto es, le reclamamos a la conducción del Partido Nacional más hechos basados en la prédica wilsonista, y menos palabras en su nombre.
Y si el Partido no se organiza desde arriba, lo iremos reorganizando desde abajo, como muchos prometimos frente a su tumba aquel 15 de marzo de 1988. Como decía Wilson, el Partido Nacional es más importante que sus dirigentes.
Que nuestro compromiso haga las veces de obsequio.
¡Feliz cumpleaños, Wilson!