martes, 25 de octubre de 2011

ALIANZA

Primero, la noticia.
En la tarde del lunes 24 nos incorporamos, como agrupación independiente, al sector Alianza Nacional.
Tal vez para muchos sea una sorpresa, pero para los compañeros que nos acompañan políticamente y para quien escribe es el corolario de un proceso de toma de decisiones que incluyó el dejar atrás una historia de doce años junto a  viejos amigos políticos, realizar un análisis exhaustivo de la realidad política nacionalista,  planificar la conformación de un importante proyecto político nacional que apuesta ambiciosamente a cambiar la realidad partidaria para poder cambiar al país, e incorporarnos al sector que nos parece más apropiado para ese proyecto, el más wilsonista de todos, previo diálogo con su conductor para discutir y superar las diferencias que provocaron nuestra partida hace unos meses atrás. 
No tiene sentido explayarnos en los motivos que nos llevaron a alejarnos de la agrupación de Alberto Perdomo. Sí nos parece importante comentar que buena parte de los mismos fueron planteados a su referente,  que nos alejamos en los mejores términos, y que sólo nos llevamos lo que nadie puede discutir que nos pertenece: nuestro capital político, construido con esfuerzo y credibilidad, y una estructura propia, que no sólo se mantiene como si estuviese en la víspera de la pasada elección sino que hasta se ha dado el lujo de crecer en medio de la adversidad.
Durante este año y medio nos hemos entrevistado con varios dirigentes nacionales, que nos honraron en varias oportunidades visitando nuestra casa. Como se trata de hacer comparaciones, no vamos a nombrarlos. Pero a medida que el tiempo aplacaba los enojos ya comentados empezamos a revalorizar la importancia de estar en un sector donde nos sintiéramos en casa, y formar parte de un proyecto político consolidado. Por eso, ante las gestiones de un gran amigo en común, aceptamos encontrarnos con Jorge Larrañaga.
Comenzamos hablando del pasado, y analizando los hechos que nos llevaron a alejarnos de Alianza. Conversamos como lo hacen dos personas de bien, cada uno marcando su posición apasionadamente, pero tratando de entender los argumentos del otro. Hacía falta esa instancia, y es justo señalar que Larrañaga en ningún momento la rehuyó.
Hablar del futuro fue mucho más fácil. Nos contó su proyecto, que ya conocíamos por haberlo acompañado, y nos planteó su interés de que seamos protagonistas en Canelones, lo cual sin duda compartimos. Pero como nos gustan los desafíos, manifestamos nuestra intención de trabajar sí en Canelones, pero también hacerlo en Montevideo y en algunos departamentos del Interior, en los cuales contamos con buenos amigos que ya nos han manifestado su deseo de acompañarnos.
Entendemos que, como grupo, tenemos cosas para aportar.
Queremos generar un gran movimiento dentro de Alianza Nacional, que apueste al trabajo político permanente. Que no piense en electores sino en vecinos. Que actúe con honestidad y transparencia. Que levante la bandera del trabajo y la defensa de la clase trabajadora. Que proponga la agenda política y participe con ideas en los grandes temas nacionales y departamentales. Que dignifique el trabajo político para que la palabra "político" deje de ser sinónimo de mala palabra. Que abra la puerta a los más jóvenes, como alguna vez Wilson la abrió para nosotros.
El partido de  gobierno se encuentra en crisis, con liderazgos cuestionados, con episodios de corrupción en sus filas, con luchas intestinas por el poder, con políticas económicas neoliberales. El Frente Amplio se terminó convirtiendo en lo que tanto combatía. Llegó la hora de cambiarlos y generar la siempre saludable alternancia en el poder.
Si el Partido Nacional entiende el desafío, termina de procesar los necesarios cambios que inició, y se prepara para gobernar, será la primera opción de cambio. Pero para eso debe profundizar su acercamiento con la gente, y plantear opciones electorales éticamente intachables.
En ese camino queremos andar, y hacia allí va nuestra colaboración. Elegimos a Alianza, la casa del wilsonismo. Pero no para ocupar un lugarcito y arrimar unos votitos, sino para profundizar los cambios que entendemos necesarios para que la gente vuelva a confiar en nosotros.
Porque, como dijo Wilson, la única victoria que vale la pena es la que se obtiene embarcando al país entero en una enorme y arrolladora ola de esperanza compartida.
A trabajar, pues.

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