lunes, 7 de septiembre de 2009

CUANDO UN AMIGO SE VA

Muchas veces pensamos que podemos elegir nuestro destino, pero a veces aparecen circunstancias que nos recuerdan que no somos tan dueños de nuestro futuro.
Durante la gestación de nuestra candidatura, en estos últimos meses, se fueron acercando algunos amigos, varios compañeros y muchos vecinos.
Circunstancias de la vida, de la esencia de las personas, instinto gregario o la vida misma, hicieron que con la mayoría de aquellos que se acercaron a apoyar se fueran gestando vínculos cada día más fuertes, al punto que, más allá de objetivos partidistas, se fuera gestando con varios de ellos una buena amistad.
Pero como el diablo mete la cola, cuando todo parecía perfecto se dio lo inesperado.
Compromisos asumidos anteriormente, relaciones históricas, vínculos en definitiva más fuertes y sostenidos en el tiempo que el nuestro hicieron que Darío nos pidiera una pausa para acompañar a otro compañero.
El beneficiario de su apoyo es un caballero, y no podíamos siquiera ensayar una protesta a su pedido. No podíamos hacerlo en nombre de quien lo recibe nuevamente, pero sobre todo no podíamos hacerlo por Darío y sus familiares, los cuales no nos han dado más que afectos, apoyos y alegrías, y de quienes esperamos nos sigan acompañando, aunque más no sea para ayudarnos a disimular la pérdida, que esperamos sea absolutamente breve.
Hoy nos tomamos una pausa en el análisis político para homenajear a un gran compañero que debe partir transitoriamente, y del cual esperamos que regrese lo más pronto posible.
En definitiva seguimos luchando codo a codo por las mismas cosas, por los mismos sueños, por los mismos ideales que se encuentran representados en esta gran bandera que es la de nuestro Partido Nacional.
Nuestra sede es la casa familiar, que siempre espera el regreso al hogar de aquel que tuvo que alejarse. Y como en esas historias que leímos durante nuestra adolescencia, el fuego siempre está prendido y siempre hay un plato de comida esperando por el retorno desde el día mismo de la partida.
Retorno que sabemos es ineludible.

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