sábado, 29 de marzo de 2008

CADA VEZ MÁS CERCA

La última encuesta de Factum, correspondiente al mes de marzo de este año, muestra al Frente Amplio con un 42% de apoyo, al Partido Nacional con un 35%, al Partido Colorado con un 8%, y al Partido Independiente con el 1%. Al respecto, conviene hacer los siguientes análisis:
a) El Frente Amplio continúa con una tendencia descendiente ininterrumpida, que lo llevó paulatinamente de un 57% a la cifra actual.
b) El Partido Nacional continúa con una tendencia ascendente, que lo llevó de un 29% al actual 35%.
c) El Partido Colorado continúa descendiendo peligrosamente, situándose en un casi testimonial 8%.
d) El Partido Independiente no logra salir del 1% de apoyo, y no logra convertirse en una opción de izquierda alternativa.
De continuar las tendencias señaladas, las elecciones del próximo año posicionarán en similares porcentajes, en torno al 40%, al Partido Nacional y al Frente Amplio. Si consideramos que al Frente Amplio le será muy difícil captar nuevos votantes en el ballotage, tendremos un muy probable triunfo del Partido Nacional. Los números de la interna según las encuestas (no de Factum, que no ha publicado a la fecha los resultados de las respectivas internas) proyectan dentro del Partido Nacional un 51% de apoyo a Jorge Larrañaga contra un 27% de apoyo a Luis Lacalle, y un 9% a Carmelo Vidalín, con lo cual Jorge Larrañaga sería el próximo presidente de los uruguayos.
Analizar la baja en la popularidad del partido de gobierno es muy fácil. El Frente Amplio comenzó su gestión utilizando sus mayorías para aplastar la voz de la oposición, cercenando con esto la opinión de medio país. Al limitar con esto su crecimiento, sólo se puede ir hacia abajo. Las peleas internas, los casos de corrupción, la soberbia del presidente y su séquito, el notorio clientelismo frenteamplista, y las impopulares medidas económicas, se han encargado de acelerar la caída.
El estancamiento del Partido Colorado se produce por causas obvias. La responsabilidad por la crisis del 2002, el agotamiento de un modelo político -que erróneamente el Frente intentó reproducir-, y la falta de renovación partidaria, atentan contra su recuperación.
El Partido Nacional se mantiene como el partido desafiante, y aumenta su apoyo encuesta tras encuesta. Presenta una interna atractiva, pero no está en peligro el triunfo de Jorge Larrañaga, el candidato renovador.
Ha recuperado su imagen principista, al negarse a aceptar cargos de un gobierno prepotente y sin rumbo. Los casos de corrupción que rodean al Frente Amplio y la falta de reflejos para eliminarlos contrastan con la rápida limpieza interna que realizó el Partido Nacional sobre este tema.
Y, fundamentalmente, la población siente que desde el Partido Nacional ha surgido la madurez necesaria para gobernar. Madurez que se transmite en su acción opositora, mucho más medida que la que el actual partido de gobierno realizaba cuando fue -porque no se puede decir que supo ser- oposición. Madurez para canalizar en forma civilizada sus diferencias de opinión internas. Madurez para hacerle sentir a cada uno de los uruguayos, que independientemente de cual sea el partido al que pertenecen -blancos, por supuesto, pero tambien colorados, frenteamplistas, independientes, y no partidizados-, cobijarse con su voto bajo las viejas banderas del Partido Nacional es tomar partido por una visión de país que no admite excluidos, que no hace diferencias entre "los nuestros" y "los otros", y que no ve en todos los que piensan diferente a un enemigo a silenciar.
Es hora de prepararnos -en realidad ya lo estábamos- para gobernar. Y que la ¿acción? torpe y ciega de este gobierno que, desesperadamente, intenta iniciar la campaña electoral un año y medio antes de las elecciones, olvidándose de cumplir con su obligación de gobernar para todos, sirva de ejemplo sobre lo que no debemos hacer cuando el 1º de marzo del 2010 caiga sobre nosotros la responsabilidad de ser gobierno.
Para construir, de una vez por todas y entre todos, un Uruguay para todos.



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