viernes, 11 de abril de 2008

LA TOLERANCIA COMO PILAR DE LA DEMOCRACIA

Cuando en los '80 vimos la película "The Wall", en plena dictadura, los jóvenes que integrábamos aquella generación supimos ver en el contenido de la misma una denuncia hacia los regímenes totalitarios de derecha como el que vivíamos. Consustanciados con su música, interpretada por una leyenda del rock como el grupo "Pink Floyd", sentíamos la necesidad de rebelarnos contra ese pensamiento fascista, hegemónico y totalitario que la película ridiculizaba y denunciaba.
El tiempo pasó, y las dictaduras en América Latina fueron cayendo casi todas. Cuba se mantiene aún como un viejo dinosaurio que nos recuerda, de tanto en tanto, que los gobiernos totalitarios son eso, totalitarios, enemigos de los derechos civiles y de las libertades. No importa su signo, si son de derecha o de izquierda. Importa que no respetan los derechos humanos esenciales, y que todo aquel que piensa diferente al régimen es un enemigo que debe ser denunciado, reprimido y castigado.
Durante los últimos veinte años vivimos y respiramos democracia. Nos tocó perder y ganar, pero siempre sentimos que lo fundamental, que son la libertad de expresión para el que piensa diferente y el respeto por las minorías, se mantenía vigente. En este contexto, el Frente Amplio llegó al gobierno, en base a reglas de juego democráticas y tolerantes.
Una sumatoria de hechos y pensamientos, vinculados a los dirigentes del Frente Amplio, nos hicieron retrotraernos a los '80, y rescatar el mensaje y la denuncia de la película "The Wall".
Dejando de lado sus ya ajados disfraces democráticos, el gobierno comenzó a mostrar su vieja cara oculta, al desautorizar e intentar reprimir toda postura de la sociedad que contradijera su pensamiento iluminado.
Se condena a la prensa, pilar de una democracia, por publicar las noticias que mostraban los errores del gobierno.
Se condena a la oposición por ser justamente eso, oposición, olvidándose rápidamente el trabajo socavador realizado por el Frente Amplio durante veinte años en que no fue gobierno.
Y ahora se condena, se ensucia, se insulta y se ataca a la justicia, porque no responde a sus intereses. Al desubicadísimo comentario del Partido Socialista, destruyendo en un sólo acto la actuación de toda una vida de la ex Ministra Sara Bossio, se le suma las declaraciones de los líderes del ahora no tan tolerante y no tan aggiornado MPP. Entre anuncios de juicio político a los miembros de la Suprema Corte y desprecio a los mismos ministros y a los jubilados reclamantes -"viejos platudos"-, aparece la frutilla en la torta: las amenazas del diputado Esteban Pérez a la Justicia porque no le gustó el fallo de inconstitucionalidad del IRPF. Estas amenazas se encuadran dentro de la más pura lógica fascista, que nos vuelve a traer a la mente aquellas imágenes de "The Wall".
De nada sirvieron las aclaraciones posteriores, la realidad es que una parte importante del Frente Amplio aún no se ha desprendido de sus ideas totalitarias, aquellas que les hizo renegar de las libertades "burguesas", como las llamaban. El Frente aún no ha logrado comprender que no hay diferentes tipos de libertades, sino que hay una sola: aquella que respeta la opinión de otros, la que permite la diversidad de ideas, la que nos muestra que la verdad no es patrimonio de nadie.
A los lectores de esta entrada, les recomiendo ver tres películas: la ya nombrada anteriormente "The Wall", "Brazil" y "1984", esta última basada en el libro homónimo de Orwell, de donde surgió el concepto de "Gran Hermano". Las tres nos muestran la forma de pensar de los gobiernos autoritarios. En las tres podremos reconocer, lamentablemente, acciones e intenciones de este gobierno del Frente Amplio, que confunde estado con partido, y que divide a la sociedad entre amigos y enemigos.
Los amigos, obviamente, son los que los adulan y los apoyan.
Los enemigos, todos los demás.

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