sábado, 11 de agosto de 2007

LA CORRUPCIÓN PROGRESISTA




Todo gobierno, democrático, autoritario o de facto, se ve envuelto en episodios de corrupción. Este flagelo es inversamente proporcional a las condiciones democráticas del mismo: en una democracia plena los controles funcionan y la corrupción se minimiza, en un gobierno autoritario la tentación a evitar los mecanismos de control se hace notoria, y en los gobiernos de facto los controles generalmente no existen.
El gobierno de nuestro país ha hecho escuela de gobierno en la Intendencia de Montevideo. Los gobiernos municipales cuentan con mayorías absolutas en la Junta Departamental. A esto debemos agregar que, por los apoyos obtenidos, los sucesivos gobiernos frenteamplistas han aumentado esas mayorías, y han crecido en una cultura de poder casi absoluto que hoy se refleja en la gestión del gobierno nacional. Sumémosle a todo esto que los gobiernos de izquierda entienden que el Estado está por encima del individuo, estando las libertades individuales por lo tanto supeditadas a la doctrina estatal. Y como ellos son el Estado, ellos son los que determinan cuales son los intereses válidos de los individuos. El gobierno frenteamplista es, por definición y por formación, un gobierno autoritario, poco afecto a ser controlado por la oposición.
Si no hay contralor, y bajo la lógica retorcida de que el Partido protege a sus integrantes, los gobernantes "progresistas" pueden verse tentados -y de hecho varios lo han hecho- a desviarse en su gestión y obtener un provecho personal, familiar o partidario.
Hay una vieja frase, que por su contenido puede haber surgido durante el Imperio Romano, que dice: "La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino también parecerlo". El concepto es claro: las personas vinculadas al poder deben estar libres de cualquier sospecha. En este sentido, el primer sospechoso es el propio Presidente, que al optar por seguir ejerciendo la medicina en una institución privada, pone bajo sospecha cualquier decisión vinculada a la salud, al entenderse que la misma podría favorecer a la institución de la cual el Presidente es empleado. Agreguemos a esto los cambios provocados en el Instituto de Oncología, que favorecieron a los jerarcas vinculados a su clínica -hoy en manos de uno de sus hijos-, desplazando a los integrantes de la clínica rival. Y ya que hablamos de hijos, recordemos que, en el marco de los acuerdos con Venezuela, el ya mencionado hijo fue acusado de beneficiarse directamente de estos acuerdos. Pero debemos entenderlo, ¿qué no haría uno por un hijo?
Para encontrar otro sospechoso de corrupción, no debemos alejarnos demasiado del entorno presidencial. El Secretario de la Presidencia actúa como abogado en los juicios del Estado contra particulares... defendiendo a los particulares. Siendo la justicia humana y no divina, ¿soportarán todos los jueces la presión de fallar contra los defendidos por la mano derecha del Presidente, o alguno se verá afectado por la presión?
Sigamos recorriendo, pero no vayamos muy lejos. Es pública y notoria la decisión de ANCAP de comprar las estaciones de servicio de Texaco, al abandonar esta empresa nuestro país. ¿Ud. cuándo compraría? ¿Arreglaría con la empresa que de todos modos se iba, dándole unos cuantos millones de dólares de regalo por la compra de estaciones de servicio que son de los concesionarios y no de la empresa, o espera que se retire y auxilia a los concesionarios poniéndolos bajo la órbita de ANCAP, sin que le salga un solo peso? Si recordamos que el actual ministro de Industria fue Gerente General de Texaco para América Latina, parafraseando a Eduardo D'Angelo uno se ve tentado a decir: ¿Ud. no desconfiaría, señora?
Ya que estamos con los ministros, en la última rendición de cuentas el gobierno se votó más de dos millones de dólares para contratar cargos de confianza para los Ministros de Economía y de Ganadería. Habrá o no habrá asado del Pepe, pero su entorno, con esos ingresos, sólo come carne tierna.¿Economía dije? El Sr. Bengoa, actual Director Nacional de Casinos, y protegido del ministro candidato, está siendo acusado de favorecer a su familia en una licitación desde su anterior cargo de Director de Casinos Municipales, situación que salpica a los Ministros de Vivienda, el ex Intendente Mariano Arana, y de Salud, la ex Secretaria General María Julia Muñoz. Pero le debe haber salido bien, ya que lo premiaron con un cargo más importante en el gobierno nacional. La familia, agradecida.
Nos alejamos un poco del ámbito ministerial, no porque no haya más tela para cortar, sino porque la ola progresista es más bien un tsunami con varios frentes. Todos hemos leído, escuchado o visto las críticas al Intendente más cuestionado del país (sí, claro, el de Maldonado). Hombre de coraje, si los hay, enfrentó estoicamente los cuestionamientos de dos organismos al servicio del imperio y contrarios a los intereses populares: el Tribunal de Cuentas, que es de los pocos organismos de contralor que el Frente Amplio no pudo evitar, y la Junta Departamental, de mayoría frenteamplista. Ambos organismos, y la prensa, y la opinión pública, no pueden entender como un miembro selecto de la izquierda impoluta se salteó el correspondiente llamado a concurso y designó en forma directa a Satenyl para hacerse cargo de la publicidad en la vía pública. En un gobierno no frenteamplista, todos hablarían de oscuros intereses y posibles comisiones. Siendo un gobierno frenteamplista, todos hablan de... lo mismo.
Crucemos el Arroyo Solís e ingresemos en Canelones, mi casa. Mi casa la gobierna el Dr. Carámbula, quíen en su gestión como Presidente del club Juventud de Las Piedras casi lo hace desaparecer. Si no fuera por el amigo Paco, Las Piedras recordaría la memoria de Julio Sosa y Juventud. El Intendente que durante la campaña electoral juró no hacer ingresar a ningún familiar al municipio canario, sólo dejó afuera a Berugo Carámbula, al menos por ahora. Pero Berugo no pierde las esperanzas... Mientras tanto, por estos días se le acusa al Intendente de favorecer a un hijo al permitir a unos inversores italianos la instalación de una bodega en Canelones, mediante acuerdos con la Intendencia. ¿Y el hijo? Bien, aparentemente contratado por la mencionada bodega.
A cuadra y media de mi casa, está la Junta de Pando. La Secretaria de la Junta, la más cuestionada de Canelones, encontró unos huesos en el osario municipal. Todo Pando conocía su existencia, menos la funcionaria de marras, quién denuncia el hecho a la justicia, la que le encomienda el cuidado de los mismos hasta que falle (la Justicia, no la Secretaria). Resolvió alquilar un local en la avenida principal, con un costo, según la información que trascendió, de quinientos dólares por mes. Quisimos confirmar esta cifra, pero la Secretaria no contestó este pedido de informes planteado por el Edil Federico García, a casi un año de haberlo elevado. Tampoco contestó si el local le pertenece a ella o a un ciudadano de su entorno personal, ni por qué el local alquilado fue antes su estudio privado y luego comité de base, ni nos dió el nombre, aunque lo sabemos, del beneficiario de este contrato absurdo, que le permite recaudar seis mil dólares por año, o treinta mil por todo el período (el precio de la compra de una casa).
Como la lista sigue, vamos a tomarnos una pausa. Agradecemos desde aquí a los miembros del partido de gobierno, que se han esforzado tanto en sus gestiones que nos han permitido tener todo este material para escribir.
Esperaron treinta años para llegar al Gobierno. Alcanzaron treinta meses para destrozar las ilusiones de los que se pasaron una vida esperando por ello. Quedan treinta meses para que se vayan.
Esperemos que no sea demasiado.

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